Una activista de derechos humanos que acusó a Julian Assange de agresión sexual ha dicho que está contenta de que ahora esté libre.

Anna Ardin es una de las dos mujeres suecas que hace 14 años hicieron acusaciones sobre el fundador de WikiLeaks, desencadenando una serie de eventos que lo llevaron a esconderse en una embajada en Londres durante siete años para evitar la extradición.

Después de que las autoridades suecas cerraran su investigación en 2019, Assange pasó los siguientes cinco años en una prisión británica luchando contra la extradición a Estados Unidos, donde enfrentaba cargos por filtrar información confidencial.

El mes pasado fue liberado después de llegar a un acuerdo con Estados Unidos y voló a su Australia natal.

Ardin dijo que no debería haber terminado en la cárcel y que apoyaba su trabajo. La BBC News informó que ella dijo: “Tenemos derecho a saber sobre las guerras que se libran en nuestro nombre.

“Estoy sinceramente feliz por él y su familia, que puedan estar juntos. El castigo que ha recibido ha sido muy desproporcionado”.

Ardin, de 45 años, sugirió que se le debía admirar como activista pero que no había tratado bien a las mujeres.

Dijo que quería que él “reflexionara sobre lo que hizo”, diciendo que estaba interesada en llegar a la verdad en lugar de buscar castigo.

“La justicia para mí habría sido tener transparencia. No estaba contenta de que estuviera encerrado porque estaba [encerrado] por la razón equivocada”.

Si lo viera cara a cara, le pediría que admitiera que “no tenía derecho a hacer lo que me hizo a mí, y tampoco tiene ese derecho hacia otras mujeres”.

Ardin describió su encuentro con Assange en su libro, No Heroes, No Monsters: What I Learned Being The Most Hated Woman On The Internet.

Assange se quedó en su apartamento en Suecia en 2010 mientras promocionaba WikiLeaks. Después de una noche discutiendo política y derechos humanos, terminaron teniendo lo que ella describe como sexo incómodo, durante el cual ella dice que él la humilló. Supuestamente continuó teniendo relaciones sexuales con ella después de que se rompiera un condón y Ardin sospecha que él lo rompió deliberadamente.

Otra mujer acusó a Assange de penetrarla sin su consentimiento mientras dormía, pero Assange afirmó que la relación sexual fue completamente consensuada y que ella estaba “medio dormida”.

Ambas mujeres presentaron denuncias a la policía: el caso de Ardin fue clasificado como presunto comportamiento sexual inapropiado, y el de la otra mujer como presunta violación. Assange negó las acusaciones de ambas mujeres y sugirió que eran una conspiración de Estados Unidos.

Ardin le dijo a la BBC que el furor en las redes sociales fue “un infierno” y que se vio obligada a abandonar Suecia debido al acoso y las amenazas de muerte.

Dijo: “No podía trabajar. Mi vida pasó de largo durante dos años”. Quería que él enfrentara un juicio por la presunta agresión, pero agregó: “Pero él no lo hará, así que tengo que dejarlo ir”.

En 2015, los fiscales suecos abandonaron la investigación sobre las acusaciones de Ardin porque había pasado demasiado tiempo. Detuvieron su investigación sobre las acusaciones de la otra mujer en 2019.

Ardin dijo que muchos de los seguidores de Assange habían buscado una “narrativa unilateral”, y agregó: “Creo que tenemos un problema cuando tenemos que tener estos héroes que son perfectos… No creo que los héroes existan fuera de los cuentos de hadas.

“Quiero que se le vea como un chico normal. Eso es lo que hacen a veces los chicos normales. Cruzan los límites de otras personas.

“No puedes ser un líder y abusar de las personas que están activas en tu movimiento, porque el movimiento no sobrevivirá”.

La BBC contactó a los abogados de Assange, quienes dijeron que él “no está en posición de responder”.